Me gustan los atardeceres, e imaginar que alguien los pinta con acuarelas.
Me gustan las luciérnagas, y creer que son estrellas que merodean aquí en la tierra.
También me gustan la luna y el sol, creer que son amantes eternos,
y me gustan las constelaciones, imaginar que son los lunares del cielo.
Me gusta la imposibilidad de lo eterno
y la brevedad de nuestro tiempo.
Me gusta la idea de otras vidas después de ésta
y lo improbablemente probable que así sea.
Me gusta pensar que hay algo mas allá, algo mucho más grande que el mismo universo.
Me gusta también imaginar que hay un cielo y que las nubes son de algodón
y que mi alma ha vivido cien vidas ya.
Me gusta lo profundo e infinito que es el mar,
y la posibilidad de que exista todo un mundo desconocido bajo él.
Me gusta creer que siempre hay alguien acompañándome, y nunca me deja sola,
que al dormir nuestras almas vuelan lejos
que existen los ángeles y demonios
y que en el horizonte se fusionan el cielo y el mar.
Me gusta pensar que al mirar al cielo
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